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CÓMO AFRONTAR EL PRIMER DÍA DE CLASE
- 02/09/2019
- Publicado por: idDOCENTE
- Categoría: EDUCACIÓN
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¿Es más difícil afrontar el final de las vacaciones o el regreso a clase? Porque no es lo mismo, es distinto. Hay otros periodos vacacionales que gestionamos mejor. Pensamos que se debe a que en otras ocasiones no nos enfrentamos a un inicio de curso, donde aún está todo por hacer, dónde no sabemos qué nos vamos a encontrar, qué dificultades van a surgir… Esas mismas preguntas se las hace cada alumno camino de su primer día de clase, tenga la edad que tenga. Por eso es importante que, al igual que programamos las clases, planificamos los proyectos educativos que queremos poner en práctica… dediquemos también un tiempo a cuidar y mimar cada detalle del primer día de clase, ese día en que los alumnos se reencontrarán con antiguos compañeros o con otros nuevos si estrenan ciclo o si estrenan centro, o si se han mudado de ciudad, o si son sus primeros días en un país diferente.
Hay mucho escrito sobre cómo los entornos influyen en el estado de ánimo. Pero no es necesario que domines esas cuestiones, basta con unas sencillas prácticas para que la vuelta al centro resulte acogedora y familiar:
- Procura que el aula esté ordenada, que cada cosa tenga un lugar ya que estamos iniciando una nueva etapa. Y todo aquello relacionado con el trabajo es bueno que esté visible, pero siempre es mejor si resulta agradable.
- Que el aula esté ordenada, no implica que debas establecer las mesas en filas. Puedes ordenarlas en función de las metodologías que desees aplicar durante el curso y en función de las necesidades de tus alumnos. Más, siendo el primer día, lo mejor será que se puedan ver las caras entre ellos.
- De la misma forma, los murales que quedaron vacíos al finalizar el curso, puedes llenarlos para recibir al alumnado y puedes crear espacios en el aula donde colgar fotos de tus vacaciones e invitar a que los alumnos traigan las suyas. Te ayudará a conocer sus gustos e intereses y encontrar motivos para conectar con ellos.
Es muy importante también, cómo te presentas a tu alumnado, qué les vas a contar sobre ti y cómo. No en vano, existe un refrán: “No hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”. Puede parecer que no te juegas nada en estos primeros minutos. Sin embargo, depende de ti y de esos primeros instantes, definir el tono en el que deseas que se desarrolle la comunicación en el aula, así como crear un clima de confianza y respeto. Porque esa confianza y respeto, no la impones tú, pero sí debes lograr que los alumnos te la ofrezcan. Algunos consejos pueden ser:
- Explícales por qué te dedicas a la docencia y que te aporta tu labor diaria a nivel personal.
- Explícales también, por qué elegiste tu materia y cuán importante es para la vida diaria con ejemplos mundanos y cotidianos de su realidad y su entorno.
- No te limites a una exposición oral para presentarte. Échale imaginación. Puedes optar por editar un vídeo, por presentarte a través de canciones, libros u objetos que tengan un especial significado para ti.
Y por último, establece alguna dinámica para que los alumnos se presenten y se conozcan entre sí. Cuanto más cooperativa y dinámica sea, mejor. A ti te servirá para conocer algunos aspectos de su vida, y para recordar sus nombres. Es muy importante que el segundo día de clase ya puedas dirigirte a cada uno de ellos por su nombre porque así les demuestras que te interesan quiénes son. A ellos les debe servir para romper el hielo y para sentirse partícipes de un grupo. Te recomendamos especialmente dos dinámicas del profesor Silvino José Fritzen para el primer día de clase:
- Con el objetivo de comenzar la integración del grupo, reducir tensiones y dar una primera idea de los valores personales de cada alumno, nos invita a agrupar a los alumnos por parejas. Mejor si entre ellos no se conocen. Ofrecer unos siete minutos para se entrevisten mutuamente. De vuelta al grupo de clase, cada persona hará la presentación del compañero o compañera al que ha entrevistado. Cada persona debe estar atenta para comprobar si la presentación que ha hecho el otro compañera se ajusta a los datos proporcionados. Para terminar y cuando se hayan acabado todas las presentaciones, se puede invitar a los alumnos a expresar su opinión sobre el valor que esta actividad ha tenido para ellos.
- Con el objetivo de concienciar al grupo sobre sus motivaciones, sus expectativas o sus angustias y temores. Se forman subgrupos entre cinco y siete personas. A cada grupo se le ofrece una hoja en blanco. Se nombra a una persona con el rol de secretario que tomará nota de los temores y esperanzas de cada grupo durante siete minutos. Tras ese tiempo, en el grupo de clase se pone en común a nivel general las motivaciones y los temores. Seguramente muchos serán coincidentes o podrán resumirse en dos o tres. Se les pedirá que se reúnan de nuevo los subgrupos y analicen más profundamente cada unos de los temores o motivaciones. Cuando lo hagan, de nuevo en el grupo de clase, uno de los miembros de cada subgrupo deberá personalizar un temor o una motivación, deberá vivenciarlo ante los demás.
Y como mantra para este curso, podemos proponernos “Nunca le pidas atención a un niño” tal como Chema Lázaro explica en este vídeo y donde expone las claves de las “redes atencionales” del cerebro, a través de la sorpresa, una buena narrativa, el juego, la cooperación, la curiosidad y el humor.
Y a partir de aquí, pues a disfrutar del curso. Nos deparará momentos buenos y otros no tan buenos, pero lo importante será sacar un aprendizaje de todos ellos.
Feliz regreso.