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DEL BALÓN AL PATIO INCLUSIVO
- 09/01/2019
- Publicado por: idDOCENTE
- Categoría: EDUCACIÓN
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Cada vez son más las entidades educativas que llevan a cabo la transformación del patio dominado por la pelota hacia un patio inclusivo. Dice Francesco Tonucci que “Los niños aprenden mucho más jugando que estudiando, haciendo que mirando. El juego que hacen solos sin el control de los adultos es la forma cultural más alta que toca un niño. Los niños que han podido jugar bien y durante mucho tiempo serán adultos mejores”.
Si pensamos en las horas que pasan los alumnos en el patio escolar a lo largo de toda su vida académica, podríamos pensar que tienen mucho tiempo para jugar y que se están divirtiendo. Generalmente, el patio escolar no está incluido en los currículos educativos como un espacio donde deba generarse experiencias positivas de aprendizaje, y la única presencia docente que observamos es la de control por si ocurre “algo” como discusiones, peleas, accidentes…
Por otro lado, la única disposición administrativa sobre los patios escolares regula la existencia de una cancha para jugar al fútbol y otra para baloncesto, con sus correspondientes porterías y canastas.
Sin embargo, se hace necesario la intervención pedagógica en los patios porque a diario ocurren muchas más situaciones que no son consideradas como “conflictivas” pero que sí están generando o desigualdad, o falta de integración, o falta de civismo. Por ejemplo:
- La mayoría de las discusiones o peleas tienen lugar a la hora del recreo. Ni que decir, para aquellos alumnos que son víctimas de acoso escolar.
- Todas aquellas normas básicas de convivencia que sí se respetan en clase, son ignoradas en el patio. También las de civismo, pues en muchos centros se tiran cantidades enormes de papeles al suelo.
- La competitividad que se establece no es en ocasiones sana ni permite disfrutar del hecho de jugar por jugar y de compartir un rato de ocio con los compañeros.
- Es el lugar donde menos interacción se produce entre niños y niñas.
- Al ocupar las canchas de fútbol y baloncesto la mayor parte del espacio, casi la totalidad de espacio es ocupado por quienes juegan generándose una desigualdad con respecto a quien no le gustan esos juegos y se ven obligados a ocupar los laterales y los rincones del patio.
- ¿No se pueden incluir otras estancias interiores para la hora del recreo?
Para que el juego que defiende Tonucci sea una actividad social que revierta de manera positiva en los niños para que sean adultos mejores, es necesario integrar otros intereses pedagógicos en favor del desarrollo de conductas relacionales más inclusivas que completen el desarrollo emocional, intelectual y social de niños y niñas.
Para llevar a cabo la transformación del patio dominado por la pelota hacia un patio inclusivo más activo y dinámico, será necesaria la implicación de toda la comunidad educativa:
- Una de las sugerencias más extendidas es integrar este proyecto en el «Plan de Convivencia del Centro», puesto que es un espacio común que pertenece a todos.
- Preguntar al alumnado qué elementos echan en falta, qué les sobra. Pedirles que dibujen su patio ideal y seguro que hay sugerencias que se repiten muchas veces.
- Implicar a las familias y preguntarles también sobre juegos tradicionales o propuestas de talleres en los que les gustaría participar junto a sus hijos para espacios interiores como la biblioteca, el comedor, la cocina…
- Conocer las estrategias espaciales de nuestro patio, porque seguramente habrá zonas que por sus circunstancias sirvan para determinadas actividades mejor que otras. Por ejemplo, aprovechar las zonas con más sol donde nadie se sienta a charlar para diseñar un huerto.
- Y con todas las propuestas que se recojan, planificar un «Programa de Intervención» donde al menos se debe tener en consideración lo siguiente:
- Delimitar con colores espacios destinados a diferentes actividades.
- Diseñar la información explicativa de cada área y sus juegos que se colgará por los pasillos y se explicará a los alumnos en horas de tutoría.
- Establecer las normas de convivencia que se deberán respetar siempre.
- Dotar a cada zona de los materiales de juegos necesarios. Incluso valorar la posibilidad de que los alumnos los creen con sus manos, pues ayuda a fortalecer el sentimiento de comunidad.
- Establecer un calendario que permita a todos los alumnos rotar por todos los espacios y todos los juegos.
- Establecer una periodicidad para cambiar los juegos de cada área o espacio una vez hayan pasado todos los alumnos.
Y algo muy importante, es que toda la comunidad educativa disfrute de este proceso de transformación hacia un patio inclusivo. Hacerlo al ritmo que se pueda, para que el mismo proceso vaya poniendo en evidencia los aciertos y los errores.
¿Qué medidas lleváis a cabo en vuestro centro para gestionar el patio y la hora del recreo?