En los últimos años hemos asistido a un crecimiento exponencial de la oferta formativa para el profesorado. La digitalización, la formación a distancia y la flexibilidad horaria han permitido que miles de docentes puedan seguir aprendiendo y actualizándose en cualquier momento y desde cualquier lugar. Sin embargo, esta expansión también ha traído consigo una tendencia preocupante: la proliferación de cursos centrados únicamente en obtener un certificado de manera rápida y sencilla, sin una verdadera experiencia de aprendizaje detrás.
En muchos casos, el objetivo de estos cursos no es la formación, sino la acreditación. Es decir, lo importante no es lo que el docente aprende o aplica, sino que reciba un documento que le sume puntos en un concurso o una oposición. Este enfoque utilitarista ha dado lugar a una oferta abundante de cursos de muy baja exigencia, donde el esfuerzo del alumno es mínimo, los contenidos apenas rozan la superficie de los temas tratados y la evaluación consiste en responder algunas preguntas tipo test sin mayor implicación.
¿Qué pierde el profesorado con este escenario?
La formación docente no debería ser un mero trámite administrativo. Enseñar es una de las profesiones más complejas y exigentes que existen, y por tanto requiere una actualización constante, profunda y significativa. Cuando los cursos se convierten en un simple mecanismo para acumular horas, se pierde de vista lo esencial: el desarrollo de competencias reales que puedan aplicarse en el aula y que marquen una diferencia en la calidad educativa.
Una formación que no interpela al docente, que no lo invita a reflexionar sobre su práctica, que no le propone desafíos reales ni lo confronta con nuevas ideas, difícilmente tendrá un impacto positivo en su día a día profesional. Y esto no solo afecta al propio docente, sino también a su alumnado, que deja de beneficiarse de un profesorado motivado, actualizado y comprometido con su mejora continua.
Nuestra apuesta: cursos que dejan huella
Frente a esta realidad, en idDOCENTE decidimos, desde nuestros inicios, tomar un camino distinto. No creemos en la formación como un trámite, sino como una oportunidad de crecimiento. Diseñamos nuestros cursos con el objetivo de que cada docente pueda ampliar su mirada, adquirir herramientas útiles y enfrentarse a retos que lo inviten a pensar, crear y transformar.
Nuestros cursos no son automáticos. Exigen participación activa, dedicación y compromiso. Cada propuesta incluye una tarea práctica que el docente debe realizar en función de su contexto, y un proyecto final que sintetiza lo aprendido y lo aplica de forma creativa. Creemos que es en ese proceso, en el hacer y el reflexionar, donde ocurre el verdadero aprendizaje.
Sabemos que esta forma de trabajar no es para todos. Requiere tiempo y energía. Pero también sabemos que muchos docentes están buscando precisamente esto: una formación con sentido, que no se limite a cumplir requisitos, sino que los ayude a ser mejores profesionales.
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Calidad frente a cantidad
Una característica que define nuestra propuesta es la gestión cuidadosa de los contenidos. No llenamos nuestros cursos de teoría innecesaria ni de materiales reciclados. Seleccionamos cuidadosamente cada recurso, cada lectura y cada actividad, para que realmente aporten valor. Trabajamos con docentes con amplia experiencia en el sector educativo que conocen de primera mano las necesidades del aula, y que diseñan las experiencias formativas pensando en la aplicabilidad, la reflexión pedagógica y la mejora real de la práctica.
Además, acompañamos al alumnado de cerca. No dejamos que el proceso se vuelva impersonal. Nuestros tutores corrigen, comentan y devuelven observaciones constructivas. Hay seguimiento, hay diálogo. Y eso marca una gran diferencia.
Porque los docentes merecen una formación a su altura
Creemos firmemente que el profesorado merece algo mejor que un curso rápido sin contenido. Merece formación de calidad, exigente, diseñada con rigor y con la intención de marcar un antes y un después en su desarrollo profesional. Porque enseñar es una tarea de enorme responsabilidad, y también una vocación que merece ser cuidada, nutrida e inspirada.
En un mundo donde muchas veces se prioriza la cantidad por encima de la calidad, y donde se banaliza la formación docente, nosotros decidimos remar en otra dirección. No prometemos atajos, pero sí ofrecemos caminos que valen la pena.
Y lo más importante: no creemos que un buen curso sea aquel que se termina rápido, sino aquel que deja huella.
