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7 TIPS BÁSICOS PARA QUE TUS ALUMNOS AMEN LA LECTURA
- 20/11/2019
- Publicado por: idDOCENTE
- Categoría: EDUCACIÓN
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En la actualidad, muchas veces los padres y docentes confunden el hecho de comenzar a leer antes con leer mejor. Hoy en día se sabe que el inicio de la lectura es un proceso de madurez individual que ronda su edad ideal entre los 6 y los 8 años. En este sentido, adelantar ese proceso y ese momento puede resultar negativo.
Por otro lado, según los datos del Barómetro de Hábitos de Lectura y Venta de Libros de la Federación de Gremios de Editores 2019, los niños y adolescentes devoran libros hasta los 14 años, cuando empieza a dejar de ser obligatoria e irrumpe el móvil en sus vidas. A partir de esa edad, la lectura se desploma.
En este post vamos a darte algunos consejos para que los niños amen la lectura o, al menos, para que no la terminen odiando.
- Respetar el ritmo individual de inicio de la lectura: como ya hemos señalado, cada niño tiene un ritmo de aprendizaje y una madurez que determina el desarrollo de las habilidades. Hay niños que comienzan a leer antes que otros y niños que comienzan a andar antes que otros. Esto, de por sí, no es ni mejor ni peor. Por eso, debemos acercar a nuestros alumnos a la lectura de una manera gradual, sin forzar un proceso que surgirá en el momento adecuado.
- Respetar los gustos individuales: al igual que cada persona tiene su momento, también tiene su libro. O, dicho de otra manera; cada uno de nosotros tiene sus propios gustos de lectura. Uno de los aspectos básicos más importante de la lectura es su función como actividad de ocio. Por eso, tanto dentro del aula como en casa, los niños y niñas deben disponer de distintos tipos de libros y poder acercarse a ellos libremente para mirarlos y elegir, igual que nosotros hacemos, los que más le gusten.
- No asociar actividades a la lectura: si a nosotros nos pusieran a completar un cuestionario de tres hojas cada vez que vamos a ver una película, posiblemente comenzaríamos a reducir nuestras visitas al cine. Cuando un alumno termina la lectura de un libro, es muy habitual que, para comprobar el nivel de comprensión, deba realizar alguna ficha en clase. Esto, que de por sí puede parecer una acción básica, hace que la lectura pase de ser una actividad de ocio a ser una actividad de aula, lo que hará que los alumnos no la asocien como una actividad de disfrute sino como una actividad académica.
- Buscar momentos y entornos agradables: por norma general, los alumnos suelen realizar las tareas de lectura en la misma aula, en la misma mesa y en la misma silla. Si queremos que la lectura sea atractiva para los alumnos, que se convierta en una tarea para disfrutar, debemos leer en un entorno agradable. Para ello, debemos buscar nuevos lugares, como la biblioteca, en el patio bajo un árbol o incluso dentro del aula en el suelo o en colchonetas.
- Hablar de libros y vivir la lectura: los niños hablan entre sí de los videojuegos que les gustan, de las series que les gustan o de las películas que les gustan. Del mismo modo, hay que buscar momentos en el aula para hablar de los libros que nos gustan. Podemos enfocar actividades entretenidas donde, por ejemplo, cada alumno, un día de la semana, nos cuente en público cuál es su libro favorito. Asimismo, podemos invitar a padres o abuelos para que nos hablen de los libros que más les han gustado de tal modo que el aula sea un entorno donde poder vivenciar la lectura.
- Convertir la lectura en una actividad diaria: los planes de lectura establecidos por las normativas suelen tener diferentes carencias. Una de ellas es la de no darle continuidad a las actividades de lectura. Sin embargo, la lectura comprensiva es básica para todas las demás áreas. Por esta razón, sería importante que estableciéramos un tiempo diario para la lectura dentro del aula, aunque no exceda los 20 minutos por día, pero que dé continuidad al hábito lector. Asimismo, en casa, los padres deben buscar un momento para la lectura con sus hijos, ya sea individual o conjuntamente.
- Ser su ejemplo lector: es importante que tanto si los alumnos leen en alto en clase como si hacen lectura individual, vean a sus maestros leyendo. No podemos olvidar que el docente es uno de los grandes referentes de los niños, y si ven a sus maestros leer ellos imitarán este comportamiento. No podemos decirles que amen la lectura si nosotros no leemos.
La lectura ayuda a la compresión, mejora nuestro vocabulario, estimula la curiosidad y el razonamiento, mejora nuestra capacidad de memoria, fomenta la creatividad, nos invita a explorar otros mundos. Un buen nivel de lectura mejora la relación con el entorno y con uno mismo a través de un diálogo interior rico y extenso. Sin lugar a dudas, el hábito lector es una de las experiencias que más beneficios nos aporta, y por eso los docentes la tienen como una de las actividades más importantes en el aula.
A continuación, te dejamos con dos vídeos para fomentar el hábito lector. Son dos cortos para diferentes edades que tienen mucha aceptación; uno para los más pequeños:
Y otro para los más mayores:
¿Y tú? ¿Qué actividades realizas para fomentar el hábito lector con tus alumnos?