Por Ángel Sánchez.
La docencia es un ámbito profesional muy amplio que abarca una infinidad de ramificaciones. Todas ellas son necesarias y todas ellas cumplen su función en esta sociedad. Para todas ellas, mi más sincero respeto. Nos obstante, dentro de la docencia existe un cuerpo (al cual me debo) que funciona como base y sustento de toda la docencia: el Cuerpo de Maestros (nomenclatura formal), los “maestros de escuela” (su nomenclatura cotidiana).
¿Quiénes son los “maestros de escuela”?
Aquellos que estudiaron la carrera de magisterio y ejercen de ello.
Aquellos que abarcan la mayor amplitud en edad del sistema educativo (desde los 3 hasta los 12 años, dos etapas educativas; Infantil y Primaria). Toda la infancia, está en manos de los maestros de escuela.
Aquellos por los que todo el mundo ha de pasar. Todo el mundo ha ido al cole. Todo el mundo necesita aprender a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar, dividir… clasificar seres vivos, conocer nuestra historia, resolver problemas, usar instrumentos de medición… y muchos “etcéteras más”.
Aquellos que enseñan los aspectos más básicos, necesarios y útiles para la vida diaria de Lengua Castellana, Matemáticas, Sociales, Naturales, Artística… Pase lo que pase y sea cual sea tu profesión, todos los días tendrás que usar la lengua y las matemáticas que aprendiste en el colegio.
Aquellos que son tutores de un grupo durante varios años. Tutores que, siendo maestros, suelen estar con sus alumnos entre 3 y 5 horas al día. Multiplica esa cifra por semanas, meses o incluso años. Es mucho tiempo.
Aquellos que ponen chaquetas, curan con agua, pelan fruta, resuelven conflictos bélicos en el recreo, se disfrazan, cantan y se tiran al suelo.
Aquellos que con su ejemplo muestran valores como respetar, comprender, compartir, escuchar o empatizar.
Aquellos que reciben infinidad de abrazos, dibujos, regalos y cariño por parte de sus niños y niñas.
Aquellos que en ocasiones, tienen que bailar, ponerse una nariz de payaso o incluso hacer flexiones para así captar la atención de sus 26 niños y niñas cuando estos vuelven sudando rojizos del recreo.
Aquellos que tienen que mantener candente su niño interior cada día para conectar y comprender a sus alumnos y alumnas.
Aquellos que atienden a las necesidades, ritmo y diversidad de cada alumno.
Aquellos que cuando llegan a casa, no dejan de pensar en sus alumnos.
Aquellos que dan vida a las frías, descontextualizadas, utópicas, acomplejadas y cambiantes leyes educativas creadas por gente de “corbata y poca tiza”. Dan vida, cumplen con ellas y van mucho más allá.
Aquellos que siguen formándose para ofrecer a sus niños y niñas lo mejor en su educación. Y es que formarse no es solo seguir la dinámica de “titulitis” imperante en nuestra sociedad. Formarse es hablar con compañeros, buscar información, leer, ver, investigar…
Aquellos que celebran efemérides prácticamente cada semana y decoran el cole en base a dichas temáticas.
Aquellos que cuando entran al cole y ven a los niños y niñas correr hasta su fila con sus mochilas de superhéroes, chaquetones y “ansia” de ser los primeros, no pueden evitar sonreír.
Aquellos que cuando son las dos en punto salen en fila junto a sus niños y niñas y, tras echar la vista atrás a lo largo del pasillo, ven un sinfín de cabecitas y mochilas dando pasitos de gigante tras su maestro o maestra (sensación la cual, es indescriptible).
Estos son los maestros de escuela. Escuela Infantil y Primaria. Los agricultores de la infancia de nuestra sociedad.
NOTA: las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de idDOCENTE. Si quieres colaborar con nosotros escribiendo un artículo de opinión, escríbenos a info@iddocente.com y te daremos todos los detalles.
Autor:Ángel Sánchez

Se hace patente en esas líneas la verdadera esencia de «un maestro de escuela», es decir, aquella persona apasionada por su trabajo y que se entrega en cuerpo y alma para que esos locos bajitos aprendan, para darle la caña para pescar y prepararlos para que en cierta medida su vida sea más fácil y fructífera.
Me veo totaente identificado con esas líneas y corroboro que todo el sentimiento y emotividad que desprende este artículo de opinión nace de palabras sinceras y que no es simple palabrería, porque tengo el placer de conocerte bastante bien y sé que todo lo que escribes en estas líneas lo sientes profundamente. Un abrazo maestro
Enhorabuena compañero!!! Fantástica descripción de acciones, sensaciones y sentimientos, y todavía con lágrimas en los ojos tras la lectura de tan entrañables palabras, te diré que estoy muy orgullosa de compartir con tan grandioso profesional el honor de ser compañeros de colegio.
Sigue así y haznos partícipes de tan grandiosos logros, afortunadamente somos muchos los maestros y maestras que educamos con el corazón para llegar así al corazón de los niños/as ya se lo decía yo no hace tanto a mis alumnos de universidad “conecten primero con el corazón de los niños/as y solo así podrán ser grandes educadores”. Saludos de tu compi de colegio.
Ángel, totalmente de acuerdo contigo. Tenemos el trabajo más bonito del mundo.