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UN INICIO DE CURSO LLENO DE INCÓGNITAS
- 22/05/2020
- Publicado por: idDOCENTE
- Categoría: EDUCACIÓN
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En poco más de tres meses comenzará un nuevo curso escolar lleno de incógnitas. A fecha de hoy, el Ministerio de Educación tiene previsto comenzar el curso al 50% del alumnado con un máximo de 15 alumnos por aula, combinando la manera presencial con la telemática. Sin lugar a dudas, tal como está actualmente la situación provocada por el COVID-19, para afrontar el curso 2020/2021 se deben combinar tres aspectos fundamentales:
- El derecho a la educación de los menores.
- La seguridad de alumnos, docentes y personal no docente.
- La conciliación familiar.
Como es lógico pensar, combinar los tres aspectos se presume como algo realmente complicado y -con total seguridad- se adopten las medidas que se adopten, no contentarán a todos. Ante la situación que se nos presenta, se plantean -entre otras- las siguientes dudas.
¿Se podrá garantizar la seguridad de alumnos y docentes?
No. La seguridad completa no se podrá garantizar al 100% hasta que no se descubra una vacuna. Por ello, lo único que se puede hacer para comenzar el curso en las mejores condiciones -o en las menos malas- es llevar a cabo las medidas de seguridad e higiene básicas tanto para el centro educativo como para el aula. Para ello, habrá que comenzar a montar mamparas, hacer señalizaciones, organizar uso de aseos, colocar dispensadores de jabón e hidroalcohólicos, etc.
Por otra parte, hay que señalar que cuanto más pequeños sean los alumnos, más difícil garantizar la seguridad de alumnos y docentes. Si bien los alumnos de Secundaria y Bachillerato son capaces de comprender y asumir de manera general las medidas de seguridad y la contención de los instintos innatos de contacto físico propio de las relaciones interpersonales, los alumnos de infantil de 3 años son incapaces de mantener por si mismos dichas medidas. Por ello, parece inviable para la educación infantil hacer una reducción de tan solo un 50% de alumnado por aula y, mucho menos, sin contar con dos docentes por clase, ya que, a la menor oportunidad, los niños pequeños compartirán lápices, bocadillos, juguetes y todo lo que ello conlleva. Debido a ello, jamás se podrá aceptar bajo ningún concepto que el docente tenga la más mínima responsabilidad legal sobre los posibles contagios.
¿Qué pasa con la brecha digital?
Según el INE, el 88,4% de los niños de 10 años utiliza ordenadores y el 88,8% usa Internet, unos datos que sugieren que su uso es ya mayoritario antes de esa edad. En cuanto al teléfono móvil, a los diez años sólo un 25% de los niños de esa edad lo usa, aunque a los 11 años pasan a tenerlo un 45,2%; a los 12, un 75%; a los 13, un 83,2%; a los 14, un 92,8%, y a los 15, un 94%, de forma que desde los 14 años nueve de cada diez niños disponen de móvil. Por último, el INE señala que el 95,1% de los menores de edad que residen en España navega por Internet y el 92,4% hace uso del ordenador.
Sin embargo, a pesar de estos datos, hay que realizar dos matizaciones importantes. Por un lado, hay que destacar que es cierto que existen centros educativos donde la realidad económica del alumnado hace que sea muy difícil que dispongan de los medios necesarios para una correcta educación en línea. Por otro lado, también hay que señalar que la situación actual, donde varios miembros de la familia tienen que usar la wifi, los datos y los medios digitales, el colapso digital parece inevitable. Por ello, la administración debería establecer medidas para compensar dichas situaciones de desventaja, como pueden ser las wifis municipales, los préstamos de tabletas y ordenadores, así como la formación para aquellas familias -que debería tener cierto carácter de obligatoriedad- que no saben utilizar los medios digitales para otra cosa que no sea el ocio, ya que España está muy a la cola en el uso de las nuevas tecnologías para la realización de procesos administrativos.
¿Cómo conciliar la vida familiar y laboral?
La escuela no es el lugar donde los niños pasan el tiempo mientras sus padres trabajan. Es importante partir de esta realidad para no confundir las cosas. Por desgracia, algunas familias no le dan otro valor a la escuela que la de ser un “aparcaniños”, pero no esta no es la finalidad de ningún centro educativo. Sin embargo, debido a la imposibilidad de que todos los alumnos acudan al centro educativo, es básico que la administración articule algún sistema para que los niños tengan un lugar donde ser atendidos de manera “asistencial”, ya sea con actividades de ocio como de refuerzo, durante el periodo que no puedan acudir al centro educativo y siempre que sus padres trabajen. Además, deberíamos avanzar en la demanda de que también recaiga sobre las empresas las medidas de conciliación familiar, tanto en disponibilidad de horarios como en espacios para la vigilancia de menores.
¿Se perderá calidad educativa?
Sin duda, de todas las crisis se puede extraer algo positivo y pueden servirnos para comenzar de cero en algunos aspectos. En el ámbito educativo, la mejor conclusión que podemos extraer de toda esta situación vivida es que el currículo actual en Educación Primaria y Secundaria es excesivo y, en cierta medida, anticuado. En nuestro currículo existen contenidos que son absolutamente prescindibles y que los seguimos manteniendo quizá por una razón exclusivamente emotiva. Como ejemplo, solo decir que la realización de la raíz cuadrada (y eso que muchos le tenemos cariño) no deja de ser en la actualidad una mera curiosidad y que es innecesario dedicar dos sesiones de una hora cada una en Educación Primaria cuando en los cursos altos de Secundaria aprender este contenido -por madurez y experiencia- lleva apenas cinco minutos. Por ello, este es el mejor momento para replantearnos cuáles de los contenidos de nuestro currículo serán necesarios para 2038, que es cuando nuestros alumnos que comienzan Educación Infantil tendrán cuando cumplan 18 años.