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BULLYING: PREVENCIÓN, DETECCIÓN Y ACTUACIÓN
- 12/03/2019
- Publicado por: idDOCENTE
- Categoría: EDUCACIÓN
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El bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre estudiantes de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en la clase y en los patios escolares.
Y si analizamos esa misma definición, encontramos las condiciones en las que se desarrolla el bullying:
- Es intencional: siempre se ejerce desde uno o varios compañeros hacia otro para causar dolor y sufrimiento.
- Basado en una relación desigual: las victimas de bullying perciben a su agresor como más fuerte que ellos, por lo que nos encontramos frente a una situación de intimidación donde la víctima siente temor de su agresor.
- Situación repetida y continuada en el tiempo: no tiene nada que ver con un enfrentamiento puntual más o menos violento entre estudiantes. El bullying adquiere más la forma de un hostigamiento de la víctima lejos de la presencia física de los docentes, que suelen ser los últimos en enterarse.
Y ese hostigamiento puede ser de varios tipos a la vez:
- Bullying físico donde la víctima recibe empujones, golpes y agresiones más violentas.
- Bullying psicológico que el agresor o agresores realizan sobre la víctima en forma de insultos, amenazas, chantajes, intimidación como manera de seguir afianzando su poder, y donde la víctima no encontrará manera de defenderse ante el miedo a una represalia más contundente.
- Bullying verbal basado en la difusión de rumores o bromas humillantes. Que además, se puede extender durante las 24 horas del día a través de las redes sociales y apps de mensajería instantánea. Por tanto, el agresor no necesariamente comparte el mismo espacio físico que la víctima para seguir acosándolo. Y hablaríamos de cyberbullying.
- Bullying sexual cuando se ataca la condición sexual de la víctima por su orientación sexual o identidad de género.
- Bullying social donde se menosprecia a la víctima, se la excluye o ignora no permitiendo que participe en actividades o haciendo que el grupo de clase no la acoja.
Por el momento, solo estamos haciendo referencia a víctima y agresor o grupo de agresores como los únicos participantes de esta relación. Sin embargo, el papel de los testigos o espectadores es fundamental para detectar una situación de acoso a tiempo.
Decíamos que al darse estas situaciones a espaldas de los adultos (docentes y familias) es difícil detectarlas. Sin embargo, los compañeros tanto de la víctima como del agresor o agresores, sí lo saben y presencian esas situaciones de acoso. También a ellos les afecta en la medida que se crea una situación de tensión y terminan asimilando que la violencia es una forma de relación social. Es más, se convierten en cómplices involuntarios cuando guardan silencio ante el temor de que el agresor tome represalias contra el “chivato” que visibilice una situación de acoso.
Sin embargo, el grupo de clase es la pieza clave para detectar situaciones de bullying, incluso para prevenirlo y evitarlo. Se trata de empoderar al grupo y no personificar en víctimas o agresores, que todos los miembros de una clase sean partícipes y de que entre todos puedan buscar soluciones.
Estrategias para evitar el bullying
No basta con impartir un taller a los alumnos o con dedicar una hora de tutoría. El centro educativo debe aplicar estrategias para evitar el bullying:
- Estableciendo contenidos integrados en el currículo educativo durante todo el curso escolar.
- Promoviendo una convivencia de calidad y respeto.
- Fortaleciendo la autoestima y resolviendo conflictos de manera constructiva.
- Definir un Protocolo de Actuación para actuar de manera eficaz cuando se sospeche o se detecte el bullying.
En este sentido, Unicef establece un mínimo de ocho pasos para definir un Protocolo de Actuación contra el bullying:
- Detección de la situación de bullying. No minimizar ni ignorar las quejas del alumno que denuncia y asegurar su confidencialidad.
- Comunicación a la Dirección. Y en caso de no contar con su apoyo, el protocolo debe activarse igualmente.
- Atención de la situación. No enfrentar de forma directa a víctima y agresor, pues no estamos ante una relación de igualdad. Discreción y cautela son fundamentales para evitar represalias.
- Comunicación con las familias de la víctima, de los agresores y del testigo.
- Entrevista con todas las partes
- Definir medidas a seguir con las diferentes partes.
- Seguimiento a la implementación de las medidas.
- Acciones para restaurar la convivencia.
El Dr. Sabel Gabaldón, Jefe de sección de psiquiatría del Hospital Sant Joan de Déu nos explica qué es el bullying y cómo padres y docentes pueden identificar casos de acoso escolar.